En el año 1223, en la localidad italiana de Greccio, San Francisco de Asís construyó el primer Belén, para conmemorar el nacimiento del Niño Jesús.
Los franciscanos se encargaron de difundir esta práctica por toda Europa, que fue creciendo y aumentando siglo a siglo, destacando en España el rey Carlos III que lo mandó construir en el Palacio Real de Madrid en 1760.
Hoy en día, su difusión alcanza a todos los países del mundo de tradición cristiana.
