martes, 30 de septiembre de 2025

Cuenta la leyenda...

Un día paseaba por la playa, San Agustín, mientras iba reflexionando sobre el misterio de la Santísima Trinidad. Trataba de comprender cómo era posible que tres Personas diferentes (Padre, Hijo y Espíritu Santo) pudieran constituir un único Dios.
Estando en ese propósito encontró a un niño que había excavado un pequeño hoyo en la arena y trataba de llenarlo con agua del mar. El pequeño corría hacia el mar y recogía un poquito de agua en una concha marina. Después regresaba corriendo a verter el líquido en el hueco, repitiendo esto una y otra vez. Aquello llamó la atención del santo, quien lleno de curiosidad le preguntó al niño sobre lo que hacía:
– Intento meter toda el agua del mar en este hoyo, le respondió el niño.
– Pero eso es imposible, replicó San Agustín, ¿cómo piensas meter toda el agua del mar que es tan inmenso en un hoyo tan pequeñito?
– Al igual que tú, que pretendes comprender con tu mente finita el Misterio de Dios que es infinito…
Y en ese instante el niño desapareció.

"San Agustín meditando sobre la Trinidad", Guercino