El grupo de personas que han recibido el Espíritu de Dios se sienten llenos de Él, están contagiados de su amor. Por eso:
- Se sienten profundamente amados por Dios: ¡Es su Padre! Esto les da fuerzas y se sienten hijos suyos.
- Son capaces de amar a todos como hermanos y luchar para que sean felices.
- Se saben libres como Jesús para luchar contra todo mal y así cambiar el mundo en que viven.