Ayer, día 2 de febrero, celebramos el día de "La Candelaria". Exactamente, cuarenta días después del día de Navidad.
En él recordamos la presentación de Jesús en el Templo por parte de José y María, para presentarlo a Dios, según dictaba la Ley de Moisés (Ex 13,11-13).
Además, siguiendo la Ley de Moisés, toda mujer que diese a luz un varón, debía acudir al Templo para purificarse y allí ofrecer su primogénito a Dios. Exactamente en un plazo de cuarenta días (Lv 12,6-8).
El relato bíblico de la presentación del Niño Jesús en el Templo lo encontramos en el evangelio de san Lucas (2,22-38).
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"La presentación de Jesús en el Templo", Francisco Rizi |
En este texto de san Lucas también encontramos una bella oración de Simeón, hombre piadoso y justo, que esperaba la Venida del Mesías. La conocemos con el nombre de "Nunc dimittis":
"Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos.
Luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel".