viernes, 10 de noviembre de 2023

El toro Ferdinando

La historia del toro Ferdinando:
"La historia del toro Ferdinando, transcurrió en la soleada España hace muchos años. Todos los novillos con los que vivía jugaban a darse testarazos todo el día, sin embargo, él tenía su rincón favorito lejos de los pastos. Pasaba los días sentado bajo la sombra de un árbol oliendo las flores y esta actitud preocupaba mucho a su madre, una gran vaca lechera, ya que temía que se quedara solo y desamparado.
Como cada día, la madre preguntaba a Ferdinando si no le gustaría jugar con los demás novillos, pero siempre recibía un no por respuesta y como su madre era muy comprensiva le dejaba sentado bajo su árbol preferido porque sabía que allí su hijo era feliz.
Los años pasaron y Ferdinando se convirtió en un gran toro, muy fuerte y robusto. Los demás novillos también crecieron y todos querían ser seleccionados para las corridas en la plaza de Madrid, pero no así Ferdinando que prefería oler las flores bajo su árbol favorito.
Un día llegaron cinco hombres con unos sombreros muy raros y buscaban al mejor toro para la próxima corrida en Madrid, así que pronto se dieron cuenta todo los toros y comenzaron a correr de un sitio para otro y a darse testarazos para demostrar que eran los mejores y se los llevaran. Ferdinando sabía que no lo escogerían y no se preocupó, se sentó bajo su árbol favorito pero con tan mala suerte que lo hizo sobre un abejorro que pinchó al pobre Ferdinando y le hizo salir de estampida, arrasando todo lo que encontraba a su paso y dando una perfecta imagen de toro bravo y perfecto para la corrida en la plaza de Madrid. Ferdinando resoplaba y embestía como si estuviera loco y al verlo los cinco hombres, gritaron de alegría. Todos coincidieron en que Ferdinando era el toro que buscaron, se lo llevaron hacia la plaza en un carro.
El día de la corrida de toros, la banda tocaba y las banderas ondeaban, el paseíllo comenzó de modo inusual, entrando primero la cuadrilla, después los picadores, después el torero, más orgulloso que ninguno, que saludó al público y les brindó su montera. Finalmente, se abrieron las puertas para que saliera el toro, que era Ferdinando, al que habían apodado “El Fiero”. A toda la cuadrilla y al torero les entró un pánico aterrador, sin embargo, Ferdinando no se fijó en otra cosa que en un precioso ramo de flores que había lanzado la plaza alguien del público. Llegó hasta las flores, se sentó tranquilamente y comenzó a olerlas recordándole los buenos ratos que había pasado desde pequeño a la sombra a su árbol preferido. Al darse cuenta de aquello, la cuadrilla enfureció, también los picadores y el público. Todo el mundo estaba muy enfadado. El torero comenzó a hacerle unas horribles muecas al pobre toro Ferdinando, pero ni se inmutó. El toreo hizo pedazos su espada, pataleó, se estiró de los pelos y suplico a Ferdinando que le embistiera para lo que se rasgó sus vestiduras y sorprendentemente llevaba tatuada en el pecho una amapola que nada más labio Ferdinando, el la olió como sea de una flor más se tratara.
Ante la imposibilidad de que aquel toro arrancara y embistiera al capote, decidieron llevarlo de vuelta al campo y por lo que sabemos, sigue sentado tranquilamente bajo su árbol favorito, oliendo las flores y siendo muy feliz".

- "El toro Ferdinando":